El negro africano apareció en la etnia y cultura colombiana a partir de la segunda mitad del siglo XVI. Procedentes de Sudán Occidental, Costa de Guinea y el Congo, los negros africanos portadores de las culturas Yoruba y Bantú, las más generalizadas en el Nuevo Reino de Granada, poblaron las costas Atlántica y Pacífica, el Chocó, los valles del Cauca, Magdalena, Patía y sus afluentes, las zonas aledañas a las minas de Antioquia, gobernación de Popayán y otras áreas de explotación minera y agrícola.
Su presencia en estas regiones influyó en la conformación étnica de la población, costumbres, magia, religión música y folclor en general.
Algunas culturas africanas se conservaron en estado puro, transmitiendo supervivencias africanas a los pueblos contemporáneos; otras se mezclaron con los indígenas y españoles, conformando nuevos elementos aculturados como se observa en el Alto y Bajo Chocó. En otros casos hubo a la imposición socio cultural española, es cuando surgen los denominados palenques, con ancestrales supervivencias negras africanas.
La música negra es el elemento tradicional de ésta cultura que mas se conservó a través del tiempo. Su carácter mágico-religioso facilitó su ajuste al nuevo entorno natural al cual fue sometido.
Su mayor aporte al folclor colombiano, sin duda es el ritmo y la polirrítmia, señalados hasta en el mismo gesto que hace el tamborero antes de dar un golpe en el parche.
Los cantos negros se caracterizan por cierto juego de intervalos típicos, en los cuales a veces la melodía toma un giro hacia el agudo como esfuerzo inicial, y pasa al sonido grave, como reposo; en la misma forma se caracterizan por una forma modal escalística, con una sucesión regular en los sonidos.
El microtonalismo se hace presente en los giros ornamentales, como glisandos, repeticiones adornadas y otra gran variedad de ornamentos. Otras características en los cantos negros son entre otras: la forma diversa de expresar los gritos, a veces agudos y prolongados, con numerosas ondulaciones en la melodía, la forma de manifestar las cadencias y movimientos frenéticos, donde parece manifestarse el frenesí de la selva.
Argeliers León en su estudio sobre " la música popular de origen africano en América Latina", considera que generalmente los cantos negros se presentan tanto para la colectivización, como para individualización, pues es un solista quien lleva inicialmente la melodía y es un coro monofónico o polifónico, el que hace las respuestas correspondientes.
La danza es otro aspecto relevante de ascendencia africana, ésta se manifiesta como factor social donde la gente expresa sus sentimientos y exhibe su habilidad ante el grupo.
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