
Se rumora que en el Desierto de la Candelaria y el Convento de los Agustinos., aparece durante las noches, una mano el doble de grande que una normal, excesivamente velluda, con uñas muy largas y afiladas. Lo raro es que tan solo una mano, no posee cuerpo.
Durante las noches esta mano era vista en los grandes ventanales del convento. También, según otros relatos, la mano venía a agarrar los pies de aquellos niños que se levantaban tarde de la noche de su cama, para llevárselos al más allá. Según dicta la leyenda, si los niños lograban escapar de la mano peluda, su pie quedaba repleto de heridas, que debían ser curadas lo más rápido posible para evitar que se desangren y mueran.
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