
Por medio del Zipa (era el título de nobleza dado al gobernante del zipasgo), un mago logró convertir a un venado en oro y luego lo escondió en una caverna ubicada por el lado de los cerros de Monserrate y Guadalupe.
Los muiscas fueron construyendo creencias basadas en este animal, como por ejemplo, que diferentes partes de su cuerpo son afrodisíacas, que la pata del Venado es un elemento protector.
Quienes caminaban en las noches por los cerros de Bogotá, contaban que veían un venado de colores llamativos y brillantes, que se pierde entre flores y arbustos.
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