
Los indios Kogui de la Sierra Nevada de Santa Marta creen que la Madre del mundo es el mar, pues en el principio del mundo todo era mar y se encontraba en la oscuridad. A la Madre la llamaban Gualchován. En el proceso de la creación, los Kogui creen que se formaron 9 mundos.
En el primero se encontraban la madre, el agua y la noche. En el segundo existía el tigre. En el tercero lombrices y gusanos. En el cuarto Sáyagaueye-yumang y Disi-se-yuntaná, otras dos Madres, y un padre que se llamaba Sai-taná, quien fue el primero en saber cómo iba a ser la gente.
En el quinto mundo estaba la Madre Eukuáne-yumang. En él había seres humanos, pero sin orejas, ni ojos, ni narices, ni oídos. Esta gente, sin embargo, habló por primera vez, decían: "sai, sai, sai" (noche, noche, noche).
En el sexto mundo imperaban la madre Búnkuanene-nulang y el padre Sai-chaká. Allí empezaron a nacer los dueños del mundo, que inicialmente eran dos: el Búnkua-sé (Azul) y el Bunkua-sé (Negro), en cada uno había 9 Bunkua-sé, los del lado izquierdo eran todos azules y los del lado derecho eran todos negros. En el séptimo mundo existía la madre Ahúnyiká. Allí empezó a formarse la sangre en los cuerpos y nacieron más gusanos, sin huesos y sin fuerza.
En el octavo mundo con su madre Kenyajé y el Padre Ahuínakatana nacieron los padres y otros dueños del mundo, que eran 36 en total. En el noveno mundo aparecen nueve Bunkuasé (Blancos), entonces los padres del mundo encontraron un árbol enorme y en el cielo, sobre el mar y sobre el agua, hicieron una casa grande de madera y paja de bejuco que llamaron Alnáua.
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